BIENVENIDO, BIENVENIDA

Ocurrió en un lugar, ocurrirá y ocurre, corresponden a un verbo tan exclusivamente humano que transporta imaginariamente el espacio en el tiempo con la conciencia del enigma histórico. Las dos coordenadas se enlazan insolubles en esta iniciativa de una madre y de un hijo, de una mujer de casi cincuenta años y de un joven de veintisiete años a los que les une no solo la sanguineidad, que a veces en parecidos proyectos no es tan significativo, sino también la ilusión de emprender un proyecto abierto a la creatividad con soporte informático y compartirlo con los que lo deseen.

¡Que altruista bienvenida desde este lugar donde vivimos como si fuéramos el ojo de Osiris, desplegando con la imaginación nuestro entorno variado, de razas, lenguas, aguas, religiones, como si se tratara de un abanico geográfico, un regalo postrado a los pies de nuestra mirada!

lunes, 20 de junio de 2011

África en un trocito

Por la persiana, en su tira ausente, se cuela la vida de un poblado africano. Es el recuerdo de un documental en el que formé parte como espectadora y destella deslumbrante con esta luz molestándome a los ojos.

Alrededor de los enormes árboles, la madera organiza la vida de la aldea. Se agolpan los tablones en el centro de ella, envolviéndose durante su espera el polvo rojizo de la zona. Su madera fresca y blanca de roble y de nogal, la amontonan los niños ordenadamente para ser subidas al camión por otros brazos más fuertes. El Estado comprará la madera. El Estado mira por sus ciudadanos. Un majo de billetes en el bolsillo del transportista se despacha con uno solo para los trabajadores. Mientras, las adolescentes se hacen trenzas, lavan la ropa en el río, cuidan a los más pequeños o van a la escuela, el maestro concienciado, ha creado una obra sobre el sida, y replica en boca de sus alumnos los medios profilácticos, abstinencia, fidelidad y condones. Maravillosa planificación y precaución que nos hace más hombres. La pobreza y la muerte precoz rondan entre aquel polvo seco obstinadamente casi progresivamente.

Las mujeres subyacen en diferentes quehaceres, cediendo al dinero ante la fidelidad; participando en algunas decisiones del pueblo superfluas; haciendo guisos y vestimentas; criando a los hijos. Una sola se dedica a la práctica de la medicina ancestral y limpia con agua las penas y los pecados de lo vecinos que la visitan. Un consistorio farmacológico y médico se está haciendo con personal adscrito que viene de lejos con títulos acreditativos. Los litigios entre los ciudadanos se presentan ante un tribunal rotatorio. Se convoca a las partes y allí se hace justicia, dando la palabra a cada persona involucrada y decidiendo el castigo.

Dentro de las casas existe un ecosistema en el que los polluelos se comen a los insectos evitando así, que la comida los contenga. La familia se sienta sobre unos banquitos bajos o sobre cojines alrededor de la cacerola y con las manos cogen el bocado. Una masa cruda sustituye al pan. La candela se enciende a diario y a diario se barre con ramas la casa, pero el polvo de la tierra se cuela por las grietas de sus paredes, por la rendijas de su única puerta, como se cuela en mi mente la confrontación de su cultura con la mía, con cierto dolor, con incomodidad consciente. Su ecosistema está enlazado con otro que tiene vinculación con la naturaleza, igual que el nuestro, aunque menos visible con tantos intermediarios.

En el centro de la aldea polvorienta las maderas las introducen en un camión mercedes los trabajadores. Antes, los niños que tienen fuerza de hombres, las han ordenado. Algunos objetos occidentales llaman la atención: la mochila de un chiquillo cuelga de un clavo; la bebida “fanta” les gusta a las jóvenes; los machetes de acero para tirar los árboles son cuidados por los leñadores como diamantes. Una máquina serradora es compartida por todos, y el joven semicierra los ojos para evitar que las astillas se hinquen en el globo ocular. Yo también entrecierro los ojos para establecer una separación, una capa de gris, entre la deslumbrante luz que entra por la franja desnuda de la persiana y la impotencia de mi corazón.

¿Dónde están la minusvalías y las discapacidades? Pienso, hay escuela y farmacia; están organizados por familias; les amenaza la muerte; hay ocupación, que se hace con amor y sin cuestionamiento. Es su tiempo, es su espacio, con amenazas y seguridades. Es mi tiempo, es mi espacio, con mis amenazas y mis seguridades.

Inspirado del documental "El jueves nacional", de Ariani Astrid Atodji. Junio 2011

jueves, 24 de marzo de 2011

DIA DEL TEATRO

Yo empecé a amar al teatro cuando me enamoré de ti, don Juan Tenorio.

Altivo y orgulloso, vanidoso, egoísta, sin entender de fracaso ni de quiebros, el amor no tuvo fracasos en tus aventuras, sino conquistas en tu obra y, por eso se creó el lazo de la atracción invisible y tan duradera. Y me conquistaste con tus dinámicos pasos encima del escenario, con tu voz impostada de inteligente embriaguez, ¡oh!, encubridor de engaños...te desee.

Me moví al instante hacia el escenario, atraída por la fuerza de la transformación. Yo quise engañar a mi propio presente con la realidad simulada. Tú estabas allí y allí tenía que dirigirme con la fuerza de la unicidad del instante como si otro no fuera a existir jamás. Y quise subirme a él porque tú estabas en él. Y podía transformarme porque tú te transformabas igualmente. Conocer el teatro era poseerte.
No me sentí doña Inés, ni otra mujer de tus conquistas, más bien engrandecí con múltiples posibilidades enredadas en el reto de la imaginación.
Al subir al escenario, curiosee, aprehendiendo el contexto, me descubrí y sabiéndote, te quise.

¿Dónde está mi don Juan Tenorio hoy? Lo veo en cada encuentro, dando lo mismo sentirlo como compañero de trabajo, maestro guía, como secretario entre papeles portuarios. Su serenidad es ambulante y yo lo sigo con el pulso del corazón. Voy con él en cada texto que oigo interpretar, en cada obra sin palabras, en cada escenario.
Nos quitaron el edificio en el que yacen los taconeos, los ensayos, las simulaciones y las caracterizaciones. Miedos antes de la representación y alegrías después de ellas. Lo escayolaron y lo tapiaron todo. Lo desfiguraron. El espíritu está enterrado detrás de una escayola. Las voces, nuestras voces, las enterraron vivas para olvidarlas. Pero a mi me hablan.

Ahora acompañas a tu amado en un quiebro de salud y la sabiduría inunda el espacio y el tiempo del presente. ¡Cuanta alegría!. ¡Que abrazo más grande y tan lleno de buenos deseos!…Solo para quién lo viva o lo haya vivido, podrá comprenderlo y compartirlo.

domingo, 23 de enero de 2011

12+1

Podemos, con la amplitud de miras que da el ejercicio de la creatividad, rompiendo límites y situándonos en diversas capas de análisis, desplazarnos a la imagen de este hombre, comprendiendo su situación, haciendo consciente su alteridad, precisamente porque es uno el que se desplaza a ella y se conmociona con este ejercicio.

Esta fotografía es una muestra de la exposición 12+1 de Erasmo que insta a la reflexión sobre sobre doce acontecimientos relevantes del año pasado más una, acaecidos en nuestra zona de las dos orillas.

Dieciséis marinos ucranianos sobreviven gracias a la solidaridad de diferentes instituciones y organizaciones españolas una vez que su buque, el Eastern Planet, está retenido en el puerto de la Bahía de Algeciras por problemas en el motor. No aparece el armador y la consignataria renuncia a la carga, lo que dificulta la repatriación. Esta situación se prolongó durante 3 meses.

Está desinflado el globo brillante y azul de la esperanza. La tripulación ha quedado enjaulada en un barco que no va a ninguna parte, como tantos seres humanos de aquí y de allí. La voluntad se quiebra. La soledad sin ilusiones nos mira derrotada.

viernes, 1 de octubre de 2010

UNO DE OCTUBRE, UNO DE CUATRO

La mañana es fresca. Es envolvente con su transparencia y su esperanzador sol. El tránsito crepuscular que he vivido desde mi casa, por ser madrugadora, me ha abierto la facultad de ver más allá de las figuras geométricas de los elementos de la ciudad o de los sonidos rutinarios que en ella se manifiestan mientras me dirigía al trabajo.

El mundo esconde emociones y yo los encuentro a mi paso. No puedo dejar de conmoverme al fotografiar con palabras cuatro figuras que se adelantaban a mi paso. Sé que van al colegio, el que está detrás de mi edificio laboral. La madre lleva un pañuelo estampado oscuro en la cabeza y una larga rebeca, que ahora está de moda y que se amplia, como un ala delta, con el aire que desplaza su andar ligero. De la mano derecha lleva a un niño; de su mano izquierda una niña; detrás, le sigue la mayor, con dos trencitas finas divididas por una raya algo quebrada. Lleva en sus manos caídas dos teleras de cuadros con la merienda para todos, para el recreo como si sus brazos fueran también trenzas lazadas. A cambio, su maleta rosa y pesada, se cuelga del hombro de su madre. Son todos menudos. Pero en el andar hay alegría y deber, ampliándolos de tamaño. Van a la escuela. Van juntos y alegres, dirigentes. La niña pequeña, con flequillo y una trenza, camina con pasos cortos para ir al compás de los de su madre. Es la más rellenita. Lleva unos pantalones de algodón rosa palo, flexibles y ajustados, y una rebeca de un azul precioso que no llega a ser ni eléctrico ni marino, sino más bien una mezcla de ambos, igual que la de su hermana. ¿Por qué me emociona? ¿Qué es lo que me conmueve? ¿Será, la estrecha hermandad, la ausencia, la pena, la novedosa entereza ..? Me conmueve la estampa y la suma de detalles que la conforman. Pero ¿qué más? Necesito deesmedejarlo. Ayúdame a definirlo.

Al cruzar el semáforo toda la gente se une en una mancha de colores, pero ellos continúan pegados y rítmicos, distinguidos entre todos. La hija mayor, los sigue con sus dos talegas de tela, una a cada mano, como si fuera una balanza, de cuadrados suaves, de ahorro; su madre soporta su mochila mientras sujeta con fuerza a los dos pequeños, con justa sujeción. En el niño brilla su pelo negro. Se vuelve y me mira con ojos grandes y curiosos. La niña pequeña interacciona de vez en cuando con la mayor, buscándola, riéndose cuando se miran. Se la nota contenta por su caminar andarina, de pasos cortos que tanta gracia me hace, con la energía del brote de la vida como si fuera una rosa en primavera. Pasos cortos y seguros amarrados de la mano que le da seguridad. Como una piña se unen por la cercanía del paso. Entrañable imagen. Responsabilidad para una entrada en el colegio puntual. Se ha preparado el acontecimiento. Se nota, en la limpieza de la maleta, en el orden del grupo, en el andar rápido, en el requerimiento puntual, también el desayuno y el tente en pie del recreo. Veo esmero y amor en ellos. Siento un empuje de dedicación generacional y ahorro, de ejemplo amoroso y sensato. Siento la fuerza de la mejora familiar y la riqueza que aporta: ¡sus manos están tan llenas y agarradas!

jueves, 29 de julio de 2010

La siesta




"LA CONTIGÜIDAD VERSIONA MI CONFORMISMO"

jueves, 8 de julio de 2010

2 meses



El pequeño Izan prolonga reiteradamente sus extremidades hasta tocar con la puntita del pie y de la mano el tejido del capazo, los cuales, retira instantáneamente como si le quemara la sorpresa del tope. Este contacto delicado y curioso, le marca el límite del recogido espacio vacío. Entretanto, mi mente se proyecta al espacio ilimitado de la sucesión de la vida.
En esta ocasión, mientras lo miraba con ojos de estrella, ha sucedido que sus toscos movimientos de brazos, inquietos y desacostumbrados, se han liado por encima de su cabeza hasta golpearse la nariz y encontrarse casualmente, una mano con la otra. Se han cogido con tanta fuerza la una a la otra que su rostro quebró en un puchero gracioso. No sé si ha sido provocado por el daño del golpe en la nariz o porque el nuevo descubrimiento lo ha asombrado tanto hasta asustarse. Pero solo duró un momento, porque la mueca se tornó después en quietud silenciosa, en una quietud que me pareció de sabiduría.
Fascinante escala de obstáculos y descubrimientos a través de unas diminutas y perfectas manos encontradas por casualidad, que galopan incansables hacia el dominio del instrumento que nos hizo seres humanos. Empieza a encontrarse a sí mismo, con él mismo, y yo, le invoco un significado más allá de lo visible, haciéndolo hombre social.
Entonces, observé maravillándome, como mi nieto perdió la mano con tanta facilidad como la encontró.