BIENVENIDO, BIENVENIDA

Ocurrió en un lugar, ocurrirá y ocurre, corresponden a un verbo tan exclusivamente humano que transporta imaginariamente el espacio en el tiempo con la conciencia del enigma histórico. Las dos coordenadas se enlazan insolubles en esta iniciativa de una madre y de un hijo, de una mujer de casi cincuenta años y de un joven de veintisiete años a los que les une no solo la sanguineidad, que a veces en parecidos proyectos no es tan significativo, sino también la ilusión de emprender un proyecto abierto a la creatividad con soporte informático y compartirlo con los que lo deseen.

¡Que altruista bienvenida desde este lugar donde vivimos como si fuéramos el ojo de Osiris, desplegando con la imaginación nuestro entorno variado, de razas, lenguas, aguas, religiones, como si se tratara de un abanico geográfico, un regalo postrado a los pies de nuestra mirada!

lunes, 28 de diciembre de 2009

navidado 09

Hace unos días vi un barco plano adentrarse en la Bahía de Algeciras.
Transportaba cuatro grúas iguales como si fueran unas hechiceras gigantes.
Entre sus piernas esqueléticas de color lapislazuli intenso
se formaban huecos casi cuadrados rellenos de un mar agitado.
Con la rapidez de la intención y el empuje de la motivación,
introduje en cada puesto el tiempo incompleto.

Dibujé con la tiza de la espuma el número dos el primero,
luego me retorcí como una contorsionista uniendo la cabeza con los pies formando el cero.
Lo mismo repetí en el último espacio, el de la cuarta grúa. Y, como soy alta y delgada, solo tuve que ponerme muy recta en el tercer y último vacío para que se completara una década más con el uno.

Pero el pulso celoso de las tierras ocres envueltas en telas metálicas,
y el frágil latido de lo que somos,
amenazan con enardecer los vientos protectores
para que borren con agua la tiza de la pizarra.

A una sola dilatación le corresponde una sola contracción.
Ellas son el inicio y el fin de dos dimensiones sin cuadrículas,
en el que se entremeten los trozos ilusos e ignotos
del juego de la seguridad humana como yo lo hago entre las piernas de las hechiceras.

J Núñez Montoya