Estaremos idiotizados si nos mantenemos ocultos en lo privado,
si mantenemos el anonimato de los motivos de nuestro entusiasmo,
si otorgamos sólo a los jóvenes aprendices,
el privilegio de la creatividad,
considerados exclusivos merecedores de los privilegios de los tesoros acumulados,
alardeando de un altruismo suicidante
camuflado entre sentimientos derrotistas
y con la desgana de fluir comentada,
restando valor a la combinación de componentes
que dan los años, verdadera sabiduría
y verdadero frescor de lo nuevo, en la arrugadita piel.