BIENVENIDO, BIENVENIDA

Ocurrió en un lugar, ocurrirá y ocurre, corresponden a un verbo tan exclusivamente humano que transporta imaginariamente el espacio en el tiempo con la conciencia del enigma histórico. Las dos coordenadas se enlazan insolubles en esta iniciativa de una madre y de un hijo, de una mujer de casi cincuenta años y de un joven de veintisiete años a los que les une no solo la sanguineidad, que a veces en parecidos proyectos no es tan significativo, sino también la ilusión de emprender un proyecto abierto a la creatividad con soporte informático y compartirlo con los que lo deseen.

¡Que altruista bienvenida desde este lugar donde vivimos como si fuéramos el ojo de Osiris, desplegando con la imaginación nuestro entorno variado, de razas, lenguas, aguas, religiones, como si se tratara de un abanico geográfico, un regalo postrado a los pies de nuestra mirada!

domingo, 1 de marzo de 2009

¿Que sera de mi?


Me voy a inventar un cuento para ti.

¿Has visto alguna vez esos loritos pequeños de vivos colores que revolotean rápidos entre los mismos arboles o entre las mismas habitaciones de la casa que los acoge? A mi casa llego uno que se apropio del techo, de aquellos lugares altos donde la bayeta no pasa ni para quitar el polvo. Hizo su nido en el espacio que dejo un libro inclinado y desfiguro mis queridos tomos de Garcia Lorca y la revistas de arte con el taladro de su pico con el que hacia tiras de papel que guardaba debajo del ala y que luego olvidaba cuando echaba a volar. ¿En tu pais hay agapornis?

A este que se colo en mi casa lo llame caparrosa verde porque asi era la impronta del color de su plumaje, al que se sumaban un verde birilo, otro verde gris amarillento, el verde intenso del campo y otros verdes de la vida vegetal y de sus camufladores. Llegue incluso a comprobar que era hembra por unos huevecillos del tamaño de mi uña que tiro al suelo desde la estanteria. Asi que su nombre encajo casualmente con su color y con su sexo. Pues bien, este agapornis del tamaño del hueco de mi mano y que ponia huevecillos del tamaño de mi uña, buscaba las vueltas para darle a Willy, el perro del fotografo, un beso inesperado, lo que provocaba que ladrara enfurecido por malograr el intento del bocado y encrestara el pelo del lomo mientras el ave aleteaba como un mosquito hacia la balda ultima de la estanteria.

A la mañana siguiente conseguia astutamente lo mismo: darle rapido y sonoro un beso en la cabeza, a pesar de la dilatacion de las pupilas del perro durante esa hora estimada. Willy volvia a ser picoteado por el ave y caparrosa verde besaba al perro. Es rapido e inteligente ese agapornis =valoraba el gato. Sin embargo, el cuadrupedo no se sentia el hazmerreir de si mismo, sino reiteradamente el hazmerreir de su pandilla, con la que salia por las tardes. Entonces Willy le manifesto al agapornis que no lo hiciera mas. Por favor por este motivo y no por el otro. Caparrosa verde le dijo que respetaria sus deseos por ese motivo y tambien por ese motivo se marcharia para siempre.

Paso un dia y luego otro y otro...el ave no aparecia increiblemente. Willy lo echaba de menos arrepentido. Valoro su aprecio. Se habia establecido una amistad invisible, se habian tolerado y habian crecido juntos. Considero que era un beso desinteresado a fin de cuentas. Si bien, el agapornis era cariñoso, el lo era menos. Tambien reconocio que le llego a gustar que lo tuviera en cuenta por las mañanas y que le provocara la alegria de jugarde ese forma quisquillosa y cariñosa a la vez. Fue a buscarlo porque necesitaba decirselo, pero no lo encontro.

Despues de haber pasado muchos dias una perrita lo beso de otra forma cuando estaba enrollado sobre si mismo en la puerta de su casa, creyendose que volveria el alegre agapornis a picotearlo, a besarlo, en ese descuido intencionado.

1 comentario:

luis dijo...

menudo foton eres un cabron enhorabuena